(Porque algo había que hacer con el tiempo perdido adentro de un ómnibus)

miércoles, 24 de octubre de 2012

Día 1: Preséntome.


Que sea el día 1 no quiere decir que sea la primera vez que hago este recorrido.
¡No!
Hace novecientos veintiseis días y nueve horas que me dirijo a la parada de ómnibus cada mañana para venir hasta acá.
Entiéndase “hasta acá” como mi lugar de trabajo, pero no es lo relevante.
He iniciado este diario con el único fin de relatar las peripecias, conversaciones, catástrofes y festines que se producen todos los días hábiles del mes en la línea 103 de Cutcsa, tanto en su tramo de ida a Zonamérica a las ocho de la mañana, como en su tramo de vuelta a las seis de la tarde.
Sólo aquellos que hacen este recorrido todos los días entenderán la siguiente diferencia: no es lo mismo un 103 que un interdepartamental (pero esa aclaración la dejo para otro día). Simplemente digo esto para remarcar que hasta octubre del año pasado yo viajaba en un interdepartamental pero por motivos que no vienen al caso, desde entonces circulo en un 103.
¡Hoy hace calor! ¡Mucho calor! Sobre todo si lo comparo con el día de ayer que gracias a un ciclón (?) (al que no estamos acostumbrados) había un vientito “¡qué te volaba la bata!”, y la sensación térmica era mucho menor a la temperatura real.
Retomo, ¡hace calor! Son las 18:38 horas de un día del mes de Octubre.
En los asientos de enfrente Paula y Jorge1 tienen una conversación un tanto subida de tono, parece que ella tuvo una buena performance anoche.
Matías y Santiago2 , parados en el pasillo escuchan a Paula, y esbozan una sonrisa socarrona. No es normal escuchar esos comentarios de la boca de una chica, o sí, pero no a viva voz en un ómnibus3.
Por suerte yo agarré asiento enseguida. Después de asimilar el asqueroso calorcito del mismo, que dejó el señor regordete que me lo cedió procedí a sacar mi libretita de apuntes.
Miré para atrás, no vi nada, me choqué con un abdomen flácido de alguien que venía de pie.
Miré hacia el otro lado, allá atrás venía él (abro paréntesis: ¡deje de leer lo que escribo señor sentado a mi izquierda! Cierro paréntesis), allá atrás venía él, tan lindo como todos los días.
¡Ups! Me tengo que bajar.
Hasta mañana.


1 En realidad no tengo idea cómo se llaman, pero si les invento un nombre es más divertido.
2 Idem anterior.
3 Me niego a usar la palabra bondi.

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